viernes, 31 de diciembre de 2010

que te vaya bien

Me casé.
Me recibí.
Terminé la concurrencia.
Dejé trabajos.
Me mudé de casa.
Me mudé de provincia.
Quedé embarazada.
Me compré una casa.

Ya fue, año agitado.

Que venga el que sigue.

viernes, 24 de diciembre de 2010

hava naguila

Cenando en mi casa, mi hermana, mi marido y yo. El rollo de cocina tiene un diseño innovador, para mi gusto tan bello que decido comentarlo.

Yo: ¡Está re bueno el dibujo de la servilleta!
Hermana: Podés hacer decoupage.
Marido: ¿dejuqué? ¿dejupá?
Yo, Hermana: Decoupage. Es decorar cosas con papeles con dibujos.
Marido: ¿Y los judíos hacen eso?
Yo: ¿Los judíos? no lo hacen los judíos.
Hermana: Es una palabra...en francés.
Marido: ¿Pero la jupá no era algo judío?

En el medio de esta conversación escupí el agua porque me salía por la nariz de tanto reirme. Es la 1:30 AM, terminamos de cenar hace dos horas. Estoy en mi habitación, mi hermana en la habitación de al lado, ambas en silencio, salvo cada una media hora que alguna se tienta. Tal vez es una de esas cosas que dan gracia solo al que las presencia, pero no puedo parar de reirme.

lunes, 20 de diciembre de 2010

perspectiva


Estar embarazada me cambió la perspectiva.
Se me relativizó la vida.
En todo sentido.

jueves, 16 de diciembre de 2010

wellcome to Don Roberto

Sueño cumplido. Recontra cumplido. Tenemos casa propia, con nombre propio: "Don Roberto". Como a los barcos, pensamos que cambiarle o sacarle el nombre no es buen augurio, así que así se va a llamar hasta siempre. Hoy fui por primera vez a organizar el bardo, y me sentí tan bien. Aunque faltan meses de laburo para mudarnos, ya que es nuestra, cada cosa que le pongamos va a ser para nosotros, entonces hay que ir pensando cada rincón. Ya me estuve inspirando con varios blogs y páginas web que me encantaron, no me van a alcanzar las manos para todo lo que quiero hacer: cortinas, muebles, mantitas, cuadros, tapices, pintura, etcétera. Se viene un "antes y después" groso. Con lo que amo los "antes y después". Don Roberto está bastante baqueteado. Tiene varios árboles, entre ellos dos higueras, un ciruelo, un magnolio (me encanta, con magnolias blancas enoooormes, debe tener 50 años mínimo) y el típico de los venenitos. Nunca creí que iba a tener árboles propios. Esas son las delicias de vivir en AG, se puede acceder a ese tipo de vivienda que te permite proyectar y construir y reformar durante años. Me imagino a mi hijo creciendo ahí mientras le contamos que cuando estaba en la panza compramos esa casa, que no tenía ni luz, ni gas, ni agua conectados, que la fuimos armando de a poco. A mi me contaron ese tipo de historia, que mi casa era un taller mecánico y otro local, que la fueron construyendo de a poco. Y creo que eso me generó un nivel groso de conexión con la casa, tanto que aún la extraño y la miro cada vez que paso por la esquina con el colectivo. Tanto que guardo un cartel con su dirección fileteada por algún artista amigo de mi mamá, que va a ocupar un lugar privilegiado en la decoración de Don Roberto. Con esa ilusión lo guardé siempre. Ahora tengo pared para concretarla.

martes, 7 de diciembre de 2010

8.3

“Esperemos dos semanas más para la eco”, dijo Nati. “Mientras sacate sangre”. Quería irme con todos los análisis a AG. Saber que estaba todo bien y que podía buscar un obstetra tranquila. Es la suerte de vivir rodeada de médicos, órdenes y consejos no me faltaron. Emoción. No pude dormir esa noche. No lo podía creer. La noche siguiente tampoco. Lloré de felicidad. Lloré por estar lejos con mi felicidad. Sin caer mucho aún. Una de las desventajas de ser médico es contar con la información de un libro de obstetricia y otro de pediatría. Me imagino cualquier cosa. Todo catastrófico. No me quiero ilusionar. Puede ser ectópico, o un saco vacío. O cualquier cosa menos lo habitual. Hasta que no vea que está ahí y en el lugar que corresponde no le cuento a nadie más que la familia cercana y mis amigas. Esa fue mi decisión. El la compartió. Llegó el día de la eco. El médico tardó 30 minutos en atenderme. Yo caminaba por las paredes sentada en esa sala de espera. Con mi mamá. Me llamaron. Entramos. Ese es tu útero. Eso negro es el saco. Lo de adentro el embrión. Eso que se mueve ahí es el corazón. Late rápido. Lo escucho y no lo creo. Mi bebé. Nuestro hijo. 8.3 milímetros. Puro amor.

lunes, 6 de diciembre de 2010

verbalizarlo

Salí del baño. Me encerré en la cocina. Lo llamé. Me cortó sin siquiera un hola. Estaba en clase. “Estoy en clase”, me mensajeó. “Salí y atendeme”, le respondí. Vuelvo a marcar. Vuelve a cortar. “¿Pasó algo?”, contesta. Vuelvo a llamar. Atiende. La noticia. La primera vez que me escuchaba decir eso. “Estoy embarazada”, le dije con voz de no poder creerlo. “¿Enserio?”, respondió feliz. Me imaginé su carita. Juro que la tengo grabada en la retina, aunque estábamos a centenas de kilómetros. No lo podíamos creer. Era tan remota la posibilidad. Pero era. Estaba embarazada. Fui a decírselo a mi mamá. “Yo ya sabía sin esto” me contestó señalando el test positivo. Instinto materno. Ella estaba segura. Yo no lo creo todavía.

domingo, 5 de diciembre de 2010

zapatero...ya sabe a donde dirigir su atención

Cómo me sacan las opiniones negativas sobre temas que no incumben a nadie. Por ejemplo, (y este ejemplo es el que desencadenó este post pero hay miles) cuando alguien me pregunta ¿cómo se va a llamar el bebé? y yo digo "X", no espero que me de su aprobación o desaprobación al respecto. Me pregunta, le cuento, no me interesa escuchar "¿X???? ¿y por qué no le ponen Y??? ¿o mejor Z???" con cara de asco. No entiendo. ¿Qué le importa a otro el nombre de mi hijo? ¿quién se cree para opinar con tanta soltura sobre lo horripilante del nombre que elegimos y sugerir que lo cambiemos por otro que le parece más lindo, si no va a tener que llamar a mi hijo por su nombre probablemente nunca en su vida porque no lo va a ver? Escuché cosas como: "conocí a un "X" que era muy feo, por eso no me gusta ese nombre, pero si a vos te gusta..."

Post no válido para familiares y amigos que sí están autorizados a opinar (aunque tampoco la pavada).

sábado, 4 de diciembre de 2010

¿será que sabés
que hoy cumplo años
y saltás en mi panza
para festejar?

jueves, 2 de diciembre de 2010

Positivo

Volví de AG después de dos semanas. En medio de exámenes. Terminando mi eterna carrera. Un poco estresada. Por eso no me venía. Era obvio para mí. No iba a quedar embarazada la primera vez que buscaba. Justo yo. Imposible. Nati insistió: tenía que hacerme un test por las dudas. Llegué el 19. Me lo hice el 20. Negativo. Sentía malestar estomacal. Seguía viendo embarazadas y bebés por doquier. Ajenos. Todo ajeno menos mi ácido fólico. Comía poco. Me entregaron el diploma de fin de concurrencia. El hijito de un compañero me levantó la pollera diciendo que había un bebé. Me ilusioné, para qué negarlo. Pero volví a mi realidad escéptica y objetiva. No me venía. Nati me había recomendado esperar dos semanas para repetir el test. Esas dos semanas se cumplían un viernes. No aguanté. Jueves por la tarde corrí a la farmacia diciéndole a mi mamá que iba a la librería. Me sacó la ficha de toque. Ilusa de mí. Llegué, me metí en el baño, hice pis donde correspondía. Tiemblo. No esperaba eso. Positivo.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Agosto: Buscamos

Siempre supe que quería ser mamá. Instinto a pleno. Cuando te conocí también supe que ibas a ser un papá hermoso. No lo dudé ni un minuto. Decidimos que íbamos a buscar ese bebé. Pero no era el momento. Quedaban pendientes. La carrera y, aún más importante, los 698 kilómetros de distancia entre nosotros. Había que esperar. Se me hizo eterna esa espera. Y más eterna se me hacía la tardanza en quedar embarazada que, supuse, iba a padecer. Muchos embarazos a mi alrededor. Muchos. Nacimientos. Bebés. Y más bebés. Ajenos. Yo solo tenía mi ácido fólico. Lo único que concretamente me conectaba con mi maternidad. Empezamos a buscar un poco antes de mi mudanza a AG. Un mes antes. En un momento supuestamente erróneo de mi ciclo. Pero no quedaba otra. Bueno, practiquemos.