sábado, 12 de noviembre de 2011
crónica de un martes
Una vez más hago uso de este espacio exorcizador de malos recuerdos. Los dejo acá y me los saco de la cabeza.
Llegó el martes, un día de ánimos tranquilos para mi sorpresa. Con alguna ráfaga de angustia que se iba bastante rapidito. Debe dar tranquilidad saber que uno está haciendo lo que tiene que hacer, lo mejor para un hijo, aunque cueste. Kenki parecía percibir algo, estaba raro, durmió mucho todo el día, tal vez por el ayuno. El ayuno terminó durando 11 horas, y el gordo sin llorar. Tratábamos de hacerlo dormir para que no tenga hambre, y se quede tranquilito. El suero no ayudó mucho a la comodidad, era imposible que se quede quieto, claro, tiene 6 meses. Así que nos turnamos y logramos pasar todo ese tiempo. La cirugía se retrasó 6 horas por otros pacientes más graves. Eso fue un garrón, la espera. Uno está a merced de los médicos, sus tiempos y ganas de comunicar la situación real, de avisarte que van a pasar 3 horas más y vos vas a seguir ahí esperando. No está bueno, con la ansiedad que genera una situación así. Pero claro que lo entiendo, soy médica, se como funciona una clínica, lo prioritario es prioritario. Y por otro lado no lo entiendo, porque soy mamá ansiosa esperando horas con un bebé en ayunas y un suero que ya no se cómo controlar. En fin, en un momento fue una pesadilla. Cuando llegó la hora de la cirugía, vino el camillero a buscarnos para llevarnos al quirófano, y yo estaba como en un sueño. La noción de realidad no va de la mano del cansancio, me lo acuerdo como una película. Bajamos, entramos y nos recibió la anestesista y se vino el peor momento. Jeringazo blanco, Kenki se desplomó y yo se lo tuve que entregar a una chica, mientras le decía "cuidamelo" al borde del llanto. Andrea del Boca, un poroto. Salí a esperar y lloré, claro, en algún momento iba a pasar. Ese miedo de no estar ahí, de que salga algo mal, de falta de control, de estar lejos de mi bebé, de la anestesia general, los fantasmas de mi cabeza. "No vas a mariconear vos que sos médica", me dijo el camillero, y me sacó una sonrisa, y yo pensaba que ojalá no fuera médica y no tuviera tanta información para darle de comer a mi mente. Esperamos una hora, volvió el camillero y nos pidió un pañal para Kenki. Y yo respiré tranquila, sabía que había pasado la cirugía. El despertar del gordo fue una pesadilla, parece que eso es normal. Lloró sin parar mucho tiempo, aunque E dice que no fue para tanto. Y de repente abrió los ojitos, me miró, se calmó. Ya pasó gordito. Durmió bastante, comió, empezó de nuevo a saltar y jugar como siempre. Mi bebito sano y salvo.
Ya había tenido esta reflexión antes, que cambió completamente mi forma de pensar y vivir, a raíz de una situación horrenda que pasé. La gente pierde el tiempo en boludeces y no se da cuenta de que lo importante es estar sano. Que lo demás no es nada si no hay salud. Que hay que disfrutar la vida, porque no es taaaaan larga como para darse el lujo de perder el tiempo con cuestiones pelotudas. Que hay que respetar los deseos, elegir todo el tiempo lo que da felicidad, no dejarse llevar por la mala vibra. Trato de ejercitar esto cada día hace años, y hay momentos en los cuales me siento incapaz de hacerlo, pero por suerte pasan. Tener un hijo me trajo un cambio de perspectiva importante. Me da vértigo la cantidad inmensa de amor que me genera, se que daría mi vida por su bienestar sin dudarlo un minuto, cambió mi eje y todo lo que lo rodea. En fin, me fui un poco por las ramas, quería decir una vez más que la vida es otra cosa. Lo que pasé no se lo deseo a nadie. Se que hay niños con cuadros mucho más graves, que lo de Kenki fue algo simple, y la mar en coche. Pero cada uno vive su vida, y a mi me tocó esto en este momento. Por suerte ya pasó y el gordo loco sigue más loco que nunca.
Gracias a todos por los mails y por querer saber cómo nos fue. Está buena esta compañía.
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2 comentarios:
Qué linda la reflexión final! Qué bueno que la ansiedad, los miedos, el dolor se transformen, finalmente, en una forma más saludable, más sabia de ver la vida.
Me alegro por vos por tu bello bebé.
Beo grande!
me alegro que haya estado todo bien, un abrazo enorme
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