sábado, 17 de septiembre de 2011

casi 5 meses

Mi gordo chancho, amo a mi hijito. No puedo creer que lo hicimos nosotros. No se qué pasó todo este tiempo. Tengo lagunas en la memoria, no me acuerdo del embarazo como algo que viví hace tan poco, es como una película que vi hace mucho. Ahora está macizo, rollizo, pulenta. Casi se da vuelta, le falta pasar el brazo por abajo del cuerpo y listo. Se ríe mucho, con la boquita abierta y en silencio, y hace carcajaditas que son para comerlo a besos. Esta semana le sumó un gritito gay que me da ganas de apretujarlo más aún. Tiene un culo grande y celulítico como el mio, en algo nos parecemos. Porque es puro gen paterno, igual a él, salvo las manos, los pies, la boca y el culito. Todavía no le bajó la bolita, le hablo cada vez que le cambio el pañal, "testiculín ven a mí, evitemos al bisturí". Duerme la siesta con una remera mía, la abraza que me derrito, aunque ya debe ser pura maña porque sin la remera duerme lo mismo. A pesar de las críticas y risas que recibí, le compré libritos, muchos, lindos, de colores, de tela, para el agua, con ruidos, con muñequitos, con espejito, de números, de colores, de animales. Le voy mostrando y los recorre con la mirada, le gustan. También le compré un títere, un cascabelero y un rallador para cantarle. No llora casi nunca, así que cuando lo hace me duele el corazón, hace unos pucheritos que me dan mucha ternura. Agarra la mamadera con sus manos gordas, cada vez la puede sostener más tiempo solito. En breve se muda a su habitación, yo me quiero morir, no tenerlo al lado para pispearlo me da terror, cosas de primeriza, supongo que me voy a acostumbrar. Le canto con inventiva modesta canciones como gordi gordi gordi, gordi de mamá, y repite lo mismo con la melodía del arrorró. Igual los hitazos son los de María Elena. Le gusta todo lo que sea de repente, con eso se caga de risa, también si le agitamos el colchón. Ama salir a pasear con el cochecito, y cada vez va más despierto, igual que en el auto. Hoy me miró fijo durante los 20 minutos que tardé en comer una ensalada y una pata de pollo con él a upa. Asombrado con eso de la madre metiéndose el tenedor y masticando, mientras le hacía ruiditos. Y riendo, con su boquita de gordo chanchón. Esto fue todo, los 5 meses de mi JR. Para no olvidar. Como me dijo mi hermana, escribo lo que va haciendo, porque después es lindo releerlo y acordarse. Aunque no escribo en un cuaderno. Mi blog es mi cuaderno.

2 comentarios:

tu hermana dijo...

:):):):):):):):):):):):):):):):):):):):):):):):):)!!!!!!!!!!!

Memé dijo...

Que lindo!!! Tan parecido a los casi 5 meses de mi Fede!! Son para comerselos, hay que disfrutarlos porque crecen muy rapido.