sábado, 24 de septiembre de 2011
era de esperarse
Al fin llegó el día, mi hijito me agarró por primera vez los anteojos. Y yo que pensé que no le iban a llamar la atención porque me los ve puestos desde que nació...se vienen batallas importantes y compra de anteojos de repuesto.
lunes, 19 de septiembre de 2011
lo que aprendí (no me quedó otra)
Aprendí a estar sola. Estoy muy asombrada por eso, era de esas personas que ni bien tienen ganas de llorar salen corriendo a buscar un hombro amigo, que no se bancan la soledad, que les resulta aburrida, impensada, rara, fea. Y no se, ahora creo que en realidad si me la hubiera bancado pero no había tenido la oportunidad para comprobarlo. Y lo bien que me hace sentir que me la banco sola.
Aprendí que se puede empezar una dieta por enésima vez, que solo hace falta eso, empezar.
Aprendí a dejar cosas tiradas, los platos sin lavar, la casa un poco roña. Mi umbral de tolerancia al caos bajó gracias a ser madre y tener escaso resto de energía para la limpieza y el orden, y gracias a que el umbral de tolerancia de mi marido es mucho mayor (ojo, no estoy diciéndote roñoso mi amorcito), y bue, llegamos a un intermedio para conservar la paz.
Aprendí que no pasa nada si una no se depila las cejas, o que a mi no me pasa nada, creo que ni se nota, y con ese tiempo preciado prefiero hacer algo más productivo.
Aprendí que se puede vivir lejos de la familia y los amigos de toda la vida, que la lejanía no es tal si uno le pone un poco de onda y se comunica, que uno puede estar físicamente lejos y más cerca que antes. Que hay relaciones que no sobreviven la lejanía, y que bueno, que así tiene que ser y listo.
Aprendí que se pueden hacer amigos nuevos a los 31, que no es verdad que los amigos solo son los de toda la vida. Y que lo mejor que se puede recibir es lo que uno no espera del otro.
Aprendí a improvisar canciones, cambiar pañales a un gordo loco movedizo, descifrar llantos, jugar por jugar, mirarlo dormir y absorber su paz, escucharlo dormida, calmarlo, mimarlo, ser mamá.
Aprendí que se puede empezar una dieta por enésima vez, que solo hace falta eso, empezar.
Aprendí a dejar cosas tiradas, los platos sin lavar, la casa un poco roña. Mi umbral de tolerancia al caos bajó gracias a ser madre y tener escaso resto de energía para la limpieza y el orden, y gracias a que el umbral de tolerancia de mi marido es mucho mayor (ojo, no estoy diciéndote roñoso mi amorcito), y bue, llegamos a un intermedio para conservar la paz.
Aprendí que no pasa nada si una no se depila las cejas, o que a mi no me pasa nada, creo que ni se nota, y con ese tiempo preciado prefiero hacer algo más productivo.
Aprendí que se puede vivir lejos de la familia y los amigos de toda la vida, que la lejanía no es tal si uno le pone un poco de onda y se comunica, que uno puede estar físicamente lejos y más cerca que antes. Que hay relaciones que no sobreviven la lejanía, y que bueno, que así tiene que ser y listo.
Aprendí que se pueden hacer amigos nuevos a los 31, que no es verdad que los amigos solo son los de toda la vida. Y que lo mejor que se puede recibir es lo que uno no espera del otro.
Aprendí a improvisar canciones, cambiar pañales a un gordo loco movedizo, descifrar llantos, jugar por jugar, mirarlo dormir y absorber su paz, escucharlo dormida, calmarlo, mimarlo, ser mamá.
domingo, 18 de septiembre de 2011
chau hasta mañana
Bueno, a la paz de AG vino a irrumpir un nuevo adquiriente del fondo de comercio del restaurante de al lado del arroyo, a unos 200 metros de mi casa, que resulta que consideró que un nombre muy adecuado para el local sería "Carcajadas", lo juro, y que abajo de ese nombre puso "cena show" o algo por el estilo, odio la cena-show, en la cena me gusta conversar, y resulta que parece que hoy es sábado a la noche pero yo no me doy cuenta porque la maternidad me trajo el síndrome de losdíasontodosiguales, y parece que el sábado pega onda con el show de canciones pedorras de karaoke y yo a las 2:44 de la matina no me puedo dormir porque mi marido hermoso de mi alma cuidó a JR todo el día lo cual me permitió trabajar y dormir de corrido y resulta que a mi desvelo feliz me viene a visitar alguien cantando "a rodar la vida" de fito, y yo que tengo esa suerte que me caracteriza me pongo a tararearla en mi cabeza y bueno, no tenía ganas de tararear, quería seguir leyendo este blog que me copó como una novela y no puedo parar de leer desde el principio, y eso que empieza en 2007 y bueno, eso.
sábado, 17 de septiembre de 2011
casi 5 meses
Mi gordo chancho, amo a mi hijito. No puedo creer que lo hicimos nosotros. No se qué pasó todo este tiempo. Tengo lagunas en la memoria, no me acuerdo del embarazo como algo que viví hace tan poco, es como una película que vi hace mucho. Ahora está macizo, rollizo, pulenta. Casi se da vuelta, le falta pasar el brazo por abajo del cuerpo y listo. Se ríe mucho, con la boquita abierta y en silencio, y hace carcajaditas que son para comerlo a besos. Esta semana le sumó un gritito gay que me da ganas de apretujarlo más aún. Tiene un culo grande y celulítico como el mio, en algo nos parecemos. Porque es puro gen paterno, igual a él, salvo las manos, los pies, la boca y el culito. Todavía no le bajó la bolita, le hablo cada vez que le cambio el pañal, "testiculín ven a mí, evitemos al bisturí". Duerme la siesta con una remera mía, la abraza que me derrito, aunque ya debe ser pura maña porque sin la remera duerme lo mismo. A pesar de las críticas y risas que recibí, le compré libritos, muchos, lindos, de colores, de tela, para el agua, con ruidos, con muñequitos, con espejito, de números, de colores, de animales. Le voy mostrando y los recorre con la mirada, le gustan. También le compré un títere, un cascabelero y un rallador para cantarle. No llora casi nunca, así que cuando lo hace me duele el corazón, hace unos pucheritos que me dan mucha ternura. Agarra la mamadera con sus manos gordas, cada vez la puede sostener más tiempo solito. En breve se muda a su habitación, yo me quiero morir, no tenerlo al lado para pispearlo me da terror, cosas de primeriza, supongo que me voy a acostumbrar. Le canto con inventiva modesta canciones como gordi gordi gordi, gordi de mamá, y repite lo mismo con la melodía del arrorró. Igual los hitazos son los de María Elena. Le gusta todo lo que sea de repente, con eso se caga de risa, también si le agitamos el colchón. Ama salir a pasear con el cochecito, y cada vez va más despierto, igual que en el auto. Hoy me miró fijo durante los 20 minutos que tardé en comer una ensalada y una pata de pollo con él a upa. Asombrado con eso de la madre metiéndose el tenedor y masticando, mientras le hacía ruiditos. Y riendo, con su boquita de gordo chanchón. Esto fue todo, los 5 meses de mi JR. Para no olvidar. Como me dijo mi hermana, escribo lo que va haciendo, porque después es lindo releerlo y acordarse. Aunque no escribo en un cuaderno. Mi blog es mi cuaderno.
viernes, 16 de septiembre de 2011
el polvo de mi ciudad
No viene a cuento nada sexual. El viento trae polvo, y el albañil rompiendo las paredes de mi casa igual. Mucho polvo. No entiendo cómo no nos dimos cuenta de que iba a ser un bardo arreglar la habitación de JR. El niño ya está como para irse de la nuestra, y recién ahora se nos ocurre la genialidad de sacarle la humedad a su futuro lugar. Es que antes, aún embarazada, me hubiera bancado el ruido, el polvo, la mugre, todo con felicidad. No tuve en cuenta que un bebé te hace querer todo más limpio y te genera mucho sueño y cansancio como para escuchar martillazos dale que va y limpiar con una frecuencia mayor a la que lo hace nuestra querida Mari. A eso le sumamos los ojos secos por el polvo, la boca y la nariz secas por aspirar polvo, mi hijo estornudando y yo pensando que es por el polvo. Aunque cierre la puerta, ponga un trapo abajo, ponga un nylon, lo que sea, hay polvo y no precisamente del amor.
lunes, 12 de septiembre de 2011
la grasa de las capitales
Hoy, mi último día en BA, concluyo:
- Aún no pasé al modo turista.
- Caminar por Rivadavia con el cochecito no da.
- Muy caro el taxi, al bondi no me subí, con el pibe a cuestas, paso.
- Extrañaba a mi gente, lindos encuentros.
- Necesito a mi marido, 10 días es mucho tiempo lejos.
- Parece que mi hijo creció rápido, se parece al padre, es cabezón y muy gordo.
- La próxima vez vengo con la valija vacía, esta ciudad me genera un relleno valijero importante.
- Muy incompatibles la dieta y las visitas y reuniones sociales. MUY.
- Todavía no se calcular la ropa que necesito, usé el 30%.
- Metrobus...¿lo qué?
- Las vendedoras de los negocios de ropa son muy conchudas.
- Todo queda lejos, mucha cara de ojete, mucho ruido.
- Carísimo. Dos ensaladas con una coca 120 pe.
- Mi familia es la más linda.
- Mis amigos también.
Qué lástima, pero adiós.
- Aún no pasé al modo turista.
- Caminar por Rivadavia con el cochecito no da.
- Muy caro el taxi, al bondi no me subí, con el pibe a cuestas, paso.
- Extrañaba a mi gente, lindos encuentros.
- Necesito a mi marido, 10 días es mucho tiempo lejos.
- Parece que mi hijo creció rápido, se parece al padre, es cabezón y muy gordo.
- La próxima vez vengo con la valija vacía, esta ciudad me genera un relleno valijero importante.
- Muy incompatibles la dieta y las visitas y reuniones sociales. MUY.
- Todavía no se calcular la ropa que necesito, usé el 30%.
- Metrobus...¿lo qué?
- Las vendedoras de los negocios de ropa son muy conchudas.
- Todo queda lejos, mucha cara de ojete, mucho ruido.
- Carísimo. Dos ensaladas con una coca 120 pe.
- Mi familia es la más linda.
- Mis amigos también.
Qué lástima, pero adiós.
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