domingo, 28 de junio de 2009

crónica de un día de elección

Hoy, como la mayoría de ustedes, fui a votar. Me tuve que tomar dos colectivos porque no hice el cambio de domicilio. El primero de ellos fue el 126, el boleto de ida marcaba las 12:15. No obstante, a esa hora me bajé del colectivo porque cuando subí se rompió la máquina y recién pude sacar el boleto al bajar. El colectivero estaba muy carajeado, el colectivo muy lleno, la gente de mal humor. Luego de hacer transbordo y viajar en el 2º colectivo llegué a destino. Y en las calles...ni un indicio de veda electoral. Vislumbré el Esnaola de lejos con una sonrisa de alivio porque el 50% de mi travesía había finalizado. Mmmm, que suerte! no hay mucha gente en la puerta, pensé. Claro, no había mucha gente en la puerta porque estaba TODA adentro. Nunca hice una cola tan larga ni tardé tanto para votar. Las mujeres estaban de mal humor y se quejaban por la lentitud de las autoridades de mesa. En cambio, la cola de los hombres avanzaba con un ritmo envidiable (al margen: ¿por qué las colas de mujeres siempre son más lentas que las de los hombres?). A esto le sumamos la paranoia colectiva que crece en torno a la Gripe A, todos con barbijo, el sobre no se pegaba con saliva, había una almohadilla húmeda, una boligoma y un frasco de alcohol en gel en la mesa de cada cuarto oscuro para que los virus no bailen dentro de la urna. Fui testigo de una pelea porque nunca falta la avivada que se quiere colar. En fin, yo me calcé los auriculares e intenté aislarme un poco. Me llegó el momento, voté, pegué mi sobre con boligoma, me fui. Tomé el 44, luego el 126. Y quién me recibió? Si! el mismo colectivero que me llevó a la ida. Para mi sorpresa se acordaba de mi altercado con la máquina expendedora y me dijo: ahora anda, podés sacar el boleto. Y lo saqué, exactamente a las 14:17.

3 comentarios:

Sil dijo...

A mi me cambiaron de sede, y esta era un desastre. Ley de Murphy, en todas las mesas había dos personas y en la mía 50. Estuve una hora y media haciendo la fila.. Muy divertido..

exseñoM dijo...

juro q en mi cuarto oscuro había un loquipen!

atomÖ dijo...

pará, pará, el loquipén era uno que traía un muñequito de un buzo/delfín adentro?

Las minitas siempre tardan más. Si no mirá los baños en los recitales. Conclusión: votar y mear son cosas parecidas.