domingo, 31 de julio de 2011

¿Cuándo te das cuenta...

...de que estás realmente cansada?
Cuando te sale una ampolla en el tobillo por dejarlo sobre la bolsa de agua caliente mientras dormís, sin siquiera notar que te estás quemando. La ampolla en cuestión mide más de un centímetro de diámetro. Y duele. En cuanto a la bolsa de agua caliente, durante muchos años bardié a mi amiga MEK, tildándola de vieja chota o rara por dormir con la bolsa. Hasta que, durante mi convivencia con ella, me compré una tentada por la felicidad que le generaba el contacto con la bolsa. De la misma marca, y del mismo color que la de ella, para no introducir variables que pudiesen alterar el resultado de su utilización. Seguí los consejos milenarios de su padre, hasta dónde llenarla, cuál debe ser la temperatura del agua, usos múltiples, etcétera. Es lo más. La bolsa de agua caliente ES LO MAS. Para el frío, el dolor de espalda, el dolor menstrual. El próximo plan es tejerle una funda de crochet, y ahí si, LA GLORIA. A todo esto, en mi plan de promocionar el uso de la bolsa y difundir felicidad, ya contagié a mi otra amiga MLF durante su estadía en mi casa. Como un dealer le dije: ¿probaste la bolsa de agua caliente? tomá, por esta vez te la presto. Y chau, cayó, si no se la compró debe estar en eso. Y al igual que yo, tuvo que disculparse con MEK y admitir su sabiduría bolsística.

3 comentarios:

sil dijo...

soy fan de la bolsa hasta que se me pinchó, y me compré una de semillas fashion, que claramente no es lo mismo. Volveré.

maru dijo...

Sí, fui blanco de burlas por mis usos y costumbres, pero supe ser indulgente porque me apenaba lo que se estaban perdiendo... AHORA alcanzaron la iluminación y pueden comprenderlo, jaaa. Me alegro mucho, es un amor para toda la vida.

ma dijo...

Ja ja jaaaaa !!!! yo también renegaba del uso de la famosa bolsita,también la descubrí en AG, y coincido plenamente, se adopta para siempre!!!!