Yo: ¿Por qué me perseguís?
Locura: Por costumbre. Por nostalgia.
Yo: No tengo ganas de lidiar con vos.
Locura: No tenés otra opción. Amigate.
Yo: Es verdad (la locura es muy sabia, igual que la niñez).
Locura: No me padezcas, manejame.
Yo: Es difícil si no te metés en el cuerpo de un paciente que se deja medicar y no se ofende al escuchar lo que tengo para decirle.
Locura: Donde estoy yo, está tu paciente.
Yo: Necesito paciencia, no pacientes.
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