lunes, 19 de julio de 2010

tres hermanas


No solía respetar la privacidad de mi hermana mayor durante mi infancia. Cada una de nosotras tenía una habitación. La muy ilusa la cerraba con llave para que no le usemos sus cosas. También cerraba con llavecita el último cajón de su placard, con una llavecita y un candadito que ella misma había instalado. La extremadamente ilusa. Nunca creyó que entraba a su habitación por la ventana que daba al patio, aunque bajaba la persiana, la tan ilusa. La persiana que se levantaba con una sola mano, ja. Nunca se imaginó que sacaba el cajón de arriba y leía todas y cada una de sus cartitas sin siquiera mover su cajón secreto un centímetro de su lugar. Nunca se imaginó que me ponía sus aparatos porque yo también quería aparatos (y los hechos con la pulserita de goma no estaban tan buenos como los verdaderos). Nunca. Al igual que yo, que me creía tan canchera, nunca me imaginé que mi hermana pequeña hacía exactamente lo mismo (menos la cerdada de los aparatos). Y seguro que me requisaba la habitación a mi también. Pendejita. Recién hará un año nos confesamos todo esto, y ya pasaron más de 20. Y nos cagamos tanto de risa. Menos mi hermana mayor con el tema de los aparatos. Eso creo que no lo perdona. En fin, lo admito, fui una maldita pendeja de mierda, pero Pao, interpretalo como admiración. Era eso nomas.

2 comentarios:

Sil dijo...

jajajja
La foto es muy 80´s
Que asco lo de los aparatosssss
Palabra verificadora: Flial
El post habla de la flia, oh casualidad

Memé dijo...

Me encantan las historias de hermanas. Tengo que darle una a mi hija URGENTE!