sábado, 3 de julio de 2010
efecto edilicio
Rendí muchos parciales y finales en la Facultad de Medicina. No había sensación más horrible que ir en el colectivo, llegar al hall, encontrarme con mis compañeros, esperar para que me llamen a dar un oral o entrar a rendir un choice en el Aula Magna, la biblioteca o alguna cátedra. Cuando me recibí me creí libre de ese tipo de sensaciones. El 30 de junio pasado rendí el examen final de la carrera de especialista. Integrador, todas las sedes de la carrera de especialista de la UBA rendían juntas. Otra vez en la facultad. Esta vez en la biblioteca de graduados. En unos bancos de cuero con olor a facultad de medicina. En unas mesas de lectura con veladores individuales que no funcionaban. Y tuve reviviscencias zarpadas, retorcijones, nervios. Volver a la facultad a rendir examen, quién lo hubiera pensado después de tantos años. Me puso nerviosa el examen en si, claro, pero que sea en la facultad le agregó un plus de cólico abdominal importante. Esa facultad es un mounstro. Aunque ahí haya pasado situaciones muy emocionantes y felices, sigue siendo un mounstro.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Ay Chubasca, me queda un cuatrimestre de cursada y un examen final de instrumento que tendré que rendir en mi casa matriz estudiantil y le entiendo perfectamente las sensaciones...
Publicar un comentario