martes, 25 de agosto de 2009

mentime que me gusta

Uno realmente desea tener un buen día. Se levanta, una duchita caliente, café con leche. Llega el momento de vestirse...qué me pongo? Ultimamente no me resulta muy fácil decidir, digamos que el clima está un poco caprichoso para mi gusto. Por eso recurro al pronóstico y prendo el televisor. Y me amargo mal. A ver, son las ocho menos cuarto, ¿hay necesidad de transmitir cinco malas noticias AL HILO? ¿es necesario que mientras trago el último sorbo de café con leche me cuenten cómo apuñalaron a una embarazada o me muestren un velatorio en vivo y en directo? ¿por qué me vomitan sin piedad lo mal que está el tránsito, lo pésimo que funcionan los servicios de transporte, los muertos del día, todo junto? Ni siquiera me dan tiempo a cambiar de canal. No soy de esas personas que desconocen la realidad, solamente quiero que apenas me levanto haya algún programa destinado a desearme un buen día, aconsejarme qué llevar puesto y hacerme escuchar un poco de buena música. Me conformaría con un canal que te ponga música de fondo y un cartelón con la hora y la temperatura. Si total voy a salir a la calle igual, voy a comerme el tránsito de mierda igual y voy a viajar como ganado igual. No es que porque me lo recalquen va a disminuir el malestar. Malas noticias en horario vespertino, por favor. Antes de salir, mentime que me gusta.

3 comentarios:

S dijo...

yo le recomiendo que en vez de prender la tele prenda la radio, en algunas emisoras de fm hay programas periodísticos a la mañana y le dicen la temperatura, le ponen música y le tiran las malas nuevas tal vez menos duramente que con el golpe visual de la tv (yo recomiendo "No somos nadie" por la rock & pop).
La otra opción es abrir la ventana y sacar la manito.

Sil dijo...

Muy cierta la recomendación de la Srita S. El canal que vos pedís, existe en Mar del plata. Todo música y temperatura, será para no amrgar a la gente cuando esta de vacaciones.

Amkiel dijo...

Van a poner una escultura de Mafalda sentada en un banco del barrio de San Telmo, para "mirar junto a ella el centro de Buenos Aires". Pablo Irrgang, el escultor, dice que "quería que tuviera un tamaño que invitara a la gente a abrazarla". Y no le miento, no hace falta.