miércoles, 28 de mayo de 2008

abajo el pasamontañas

Estos días de frío y mocos me trasladan a mi infancia por un simple motivo bastante traumático: mi mamá me obligaba a ponerme el pasamontañas. ¡Por favor! ¡qué accesorio más horrible!. Y si fuese solo horrible, vaya y pase. El pasamontañas es lo más incómodo que existe entre la ropa de abrigo. Ni siquiera creo que catalogue como 'ropa'. Tengo un leve registro de millones de luchas contra las manos de mi mamá poniéndome el pasamontañas azul (encima azul, ¿no habia un color más varonil?). Durante esos instantes, el maldito se llevaba por delante mi pelo, mi nariz, mi boca. Y aceptemos que la magnitud de mi cabeza no ayudaba ni un poco.
Hundida en mi resignación, caminaba por la calle de la mano de mi mamá esperando que nadie descubra que era yo la que estaba abajo de esa especie de gorro fusionado con bufanda que no dejaba que uno saque la lengua a tomar aire. Más aun, se encargaba de absorber los vapores que salían de la boca, tornando más y más asqueroso el concepto. Y uno andaba por la vida escondido, encerrado abajo de ese artefacto inútil que no abrigaba más que un lindo gorrito y una bufanda bien puesta, de colores alegres, con un poco más de glamour.
Algo que aportaba una cuota importante de negatividad al pasamontañas era la imposibilidad de llegar peinada al jardín. ¿Para qué perder tiempo en peinarse, si en un microsegundo el pasamontañas se encargaba de arruinarlo todo? Con esto no estoy diciendo que los pasamontañas deberían ser diferentes, lo que intento decir es simplemente que no hay accesorio más horrendo, incómodo y traumático para una nena con colitas que el pasamontañas. Sin hablar de su connotación bélica. Encima se llama pasamontañas. ¡Por favor!

4 comentarios:

elzoocalo dijo...

¡El pasamontañas es lo menos! Espero que no los estén fabricando más. A mí me lo ponían sólo para ir a navegar. Tanto glamour con el boating para terminar con esa caperuza de ladrón de poca monta...
Lo peor, lejos, la picazón (el mío parecía de arpillera) y la humedad generada por la respiración aprisionada (en aquélla época yo sólo respiraba por la boca...)y el caldo de cultivo subtropical con estación húmeda, en el que nadaban millones de microorganismos.
Y encima costaba mucho ponérmelo, no por el grosor de mi cabeza, sino por los cachetes, que eran fuertemente comprimidos para que el pasamontañas entrase, y una vez adentro, rebalsaban por los costados, en busca de aire fresco.

Mechi dijo...

EXCELENTE REFLEXIÓN COTIDIANA. MUERTE AL PASAMON!

Anónimo dijo...

no sabia que tenia tantas complicaciones, juro que mi comentario en estos dias de frio fue "ojala tuviera un pasamontañas"(hasta pense en comprarme uno)
haberlo sabido antes...

Pao dijo...

Pobre Alan, lo tendrá que usar hasta que se deje poner una bufanda! Y... se cortará el pelo para no despeinarse. Lo del aliento y los vapores, son propio!