viernes, 28 de enero de 2011
chivo (no de axila)
La revista que esperaban las féminas que tienen la cotorra bien puesta. Al carajo con Para Ti, Oh Lala, Elle, Mia, Cosmopolitan y todas esas revistitas tibias de morondanga.
miércoles, 19 de enero de 2011
la vida es otra cosa
La vida es otra cosa. Se lo dije a mi marido durante los primeros meses de noviazgo, seguramente mientras hablábamos de alguna cuestión académica o laboral. Me preguntó asombrado dónde escuché esa frase. No se, me salió, le dije. "Mi hermano la usa seguido", contestó. Cada día me convenzo más de que la vida ES otra cosa. Y con "otra cosa" me refiero a que no es un laburo con buen sueldo, una carrera exitosa, una casa propia, un auto nuevo y podría seguir con mil ejemplos. Todas esas cosas pueden generar tranquilidad, satisfacción y muchos otros sentimientos positivos, eso está fuera de discusión. Pero la vida no puede pasar por eso.
Hace mucho y por diversas circunstancias desagradables caí en la cuenta de que la vida es demasiado corta. Y decidí dejar de ser lo que supuestamente debía ser y ser yo, hacer lo que me da placer y no lo que le da placer o otros. Dejar de sentir necesidad de aprobación ajena. Abandonar ese círculo de laburo incansable y estresante para ganar guita que no puedo disfrutar porque el laburo no me deja tiempo o, peor, porque mi salud se deterioró a causa del estrés que me generó el laburo. Ese círculo maldito en el que muchos afortunados nunca ingresan pero resulta la vía final común de muchísimos otros que transcurren sus vidas así. Absurdo, aunque se que cuesta bajarse del caballo y cambiar y que muchas veces no se puede.
De repente, en el medio de la vorágine, me sorprende un problema de salud, una cuestión grave de verdad. Y caigo en la cuenta de la pérdida de tiempo que es mi vida. De cómo transcurren mis días, semanas, meses, años. Uno igual al otro, aplastada en un subte, quejándome de todo, tragando mierda ajena. Me notifico de lo poco que disfruto lo más importante, mi familia, mi amor, mis seres queridos, el aire libre, la paz, un buen libro, pintar. Lo más lindo. Lo importante. Lo que no me quiero perder. Lo que le da sentido a todo. Eso. Eso es la vida para mi. Otra cosa.
Hace mucho y por diversas circunstancias desagradables caí en la cuenta de que la vida es demasiado corta. Y decidí dejar de ser lo que supuestamente debía ser y ser yo, hacer lo que me da placer y no lo que le da placer o otros. Dejar de sentir necesidad de aprobación ajena. Abandonar ese círculo de laburo incansable y estresante para ganar guita que no puedo disfrutar porque el laburo no me deja tiempo o, peor, porque mi salud se deterioró a causa del estrés que me generó el laburo. Ese círculo maldito en el que muchos afortunados nunca ingresan pero resulta la vía final común de muchísimos otros que transcurren sus vidas así. Absurdo, aunque se que cuesta bajarse del caballo y cambiar y que muchas veces no se puede.
De repente, en el medio de la vorágine, me sorprende un problema de salud, una cuestión grave de verdad. Y caigo en la cuenta de la pérdida de tiempo que es mi vida. De cómo transcurren mis días, semanas, meses, años. Uno igual al otro, aplastada en un subte, quejándome de todo, tragando mierda ajena. Me notifico de lo poco que disfruto lo más importante, mi familia, mi amor, mis seres queridos, el aire libre, la paz, un buen libro, pintar. Lo más lindo. Lo importante. Lo que no me quiero perder. Lo que le da sentido a todo. Eso. Eso es la vida para mi. Otra cosa.
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